Con el nacimiento de la tecnología de cadena de bloques, el futuro de los servicios financieros está experimentando una profunda transformación. El sistema financiero tradicional opera mediante procesos centralizados, mientras que la cadena de bloques proporciona una solución descentralizada que permite a los usuarios construir un entorno de transacciones seguro sin depender de intermediarios de terceros. Mediante el uso de cadenas de bloques privadas o públicas, las instituciones financieras pueden reducir efectivamente sus costos operativos, al tiempo que mejoran la seguridad y la integridad de los datos. Además, la introducción de contratos inteligentes simplifica aún más los procesos de transacción, eliminando la existencia de múltiples capas de intermediarios, lo que mejora significativamente la transparencia y reduce las oportunidades de errores humanos. En el sistema de gobernanza de contratos inteligentes, solo los usuarios autorizados pueden realizar ciertas acciones, garantizando la conformidad con el entorno regulatorio. Para instituciones financieras como el Banco de Suiza, al elaborar estrategias futuras, se debe considerar los siguientes cuatro principios clave: primero, construir un marco de productos innovadores; segundo, desarrollar productos cumplidores y regulados; tercero, evaluar la aplicabilidad de la tecnología de cadena de bloques; cuarto, proporcionar servicios a nivel institucional para aprovechar al máximo el potencial de la tecnología de cadena de bloques, impulsando el desarrollo del sector financiero hacia una mayor eficiencia, transparencia y sostenibilidad.